Los limites no son malos ni son sinónimo de falta de amor por mi familia No son un sermón, ni es darle explicación a todo el mundo de lo que usted esta haciendo.
Los demás pueden pensar que es deslealtad y traición, y verte como malcriado, como el disidente, porque estas moviendo el sistema familiar, Pero si te mantienes firme el respeto llegará con el tiempo.
Al diferenciarte, trayendo una forma diferente de ser se crea una reacción negativa o que cuesta aceptar. `
Ejemplo: Todas las navidades cenamos juntos. Pero tu te casas y de repente un día tu pareja quiere hacerlo con su familia, y te vas con el, tu familia se queja, se enoja contigo, lloriquea, y culpa a tu pareja de que quiere dividir a la familia. Poner un limite significa que tu le expliques a tu familia que ya eres casado y que tienes otras cosas que atender, que les daras su tiempo pero que ya no siempre estaras disponible.
Es bueno ser leal a la familia, porque nos permite sentirnos parte de ella, y es bonito y sano estar en paz con nuestra familia de origen siempre que sea posible.
Sin embargo, cuando esa lealtad a la familia se convierte en un impedimento para formar nuevas relaciones sociales o de pareja, para vivir en paz, para tomar tus propias decisiones, para llevar tu propia vida, entonces estamos hablando de una familia enferma o disfuncional.
En este tipo de familia, no existe la autonomía ni la individualidad, por lo que todos sufren y padecen, unos en relación con otros. Cuando no se hace lo que mama quiere, lo que quiere papa, el abuelo, el hermano, quiere, empieza la culpa: tanto que te eh dado y mira como me paga, eres desconsiderado, ya tu no nos amas, ahora con su otra familia, al sentirte culpable tu accedes y entonces sufre la otra parte de ti.
La familia se va a resistir cuando tu pongas limites, posiblemente te acusen de ser irrespetuosa, el que se cree mejor, que no nos quiere, que es malvado. Eso es normal cuando se pone limites, porque los limites no son atractivos ni tienen buen sabor para nadie.
Siempre es necesario poner limites porque es llo mas sano en cualquier relacion. T u tienesque aprender a sentirte comoda con decir que no puedes, que estas cansado, que no te gusta, que no es tu nestilo, pedir que te respeten, que tomen en cuenta tu opinion.
Muchos padres y madres estan tan ansiosos y angustiados porque los hijos se van de su lado, ya sea a la universidad, a casarse, a mudarse, no importa, el miedo y el apego es tan grande que asfixian a los hijos, y creen que la forma de retenerlos es manipulando y controlando sus vidas y eso lo unico que hjace es alejarlos de su lado o afectar sus vidas al volverlos dependientes de ellos o del sistema familiar.
Otros familiares tienen unas ideas erroneas de lo que es una familia, creen que ser familia es tener dercho a meterse en la vida de sus familaires aunque el otro no quiera o aunque moleste, no es asi.
Como poner limites con la familia:
- Hazlo con respeto y amor
- Practica el amor propio y respeta lo que tu quieres
- Acepta que decir no tambien es bueno
- Ten valor y ponte firme.
- Aguanta la critica, la manipulaicon y la culpa
Una gran parte de los conflictos que surgen en las relaciones entre adultos, y también en el contacto entre niños, tiene que ver con la percepción de estar poniendo en peligro la concepción de honor y fidelidad hacia la familia en base a esos valores que se han ido integrando en nuestra forma de ser a partir de la idiosincrasia propia de cada sistema familiar.
Así pues, un buen número de comportamientos que ponemos en práctica están motivados (o limitados) por esas creencias sobre lo que es adecuado, inadecuado, lo que podría decepcionar a algún miembro del sistema familiar y lo que podría enorgullecerle.
A veces es más difícil establecer límites con la familia que con cualquier otro grupo de personas. Incluso si tu familia es relativamente feliz y funcional, es posible que haya miembros que crucen la línea habitualmente o te traten de una manera que no te gusta.
No tener límites familiares o permitir que estos sean borrosos, puede tener serias repercusiones. En el mejor de los casos puede ser molesto, pero en el peor de los casos puede ser completamente abrumador. Por eso, establecer límites en la vida familiar vale la pena, aunque cueste trabajo muchas veces.
Pasos para establecer límites saludables con tu familia
Aquí tienes algunos pasos que puedes tomar también como consejos para establecer límites saludables y tener una relación familiar mucho más próspera.
Define lo que quieres
“Necesito espacio”. Esa solicitud puede significar algo diferente para todos los que lo escuchan y para todos los que lo dicen. Primero debes entender qué es lo que realmente necesitas para así poder expresarlo con claridad.
En el ejemplo de la solicitud mencionada, el espacio puede ser físico (tu propia parte de la casa), personal (preguntas menos profundas), emocional (menos intimidad) o cualquier cantidad de cosas. Explica tus necesidades para poder satisfacerlas.
Comprende que tus necesidades son importantes
Muchas veces has evitado hablar de lo que te molesta porque no quieres lastimar los sentimientos de otra persona, a pesar de que esta persona no te ofrece la misma cortesía.
Debes entender que tus necesidades son tan importantes como las de esa persona. Estas personas tóxicas a menudo te manipulan haciéndote sentir que sus necesidades son más importantes que las tuyas.
Busca otros miembros de la familia que te valoren
Hay miembros de la familia que te valoran mucho y que pueden ayudarte a establecer los límites con otros miembros que son abusivos y tóxicos. Si no hay miembros de la familia que puedan ayudarte, busca personas fuera del círculo de tu familia, como por ejemplo en tu grupo de amigos.
Busca al menos un amigo que pueda ayudarte a establecer los límites saludables.
Encuentra puntos en común cuando se trata de dibujar una línea
Las fronteras más fuertes están protegidas por ambos lados. Si se impone un límite contra la voluntad de una persona, es poco probable que resista la prueba del tiempo y la confusión de las relaciones.
Necesitas encontrar terrenos comunes para mayor compresión, no hacerlo desde las prohibiciones absolutas.
Sé firme, pero amable
Establecer límites no significa necesariamente que tengas que ser insensible. De hecho, cuando se trata de la familia puedes ser más efectivo siendo amable. La ira o la actitud defensiva solo los irritarán y harán que te ataquen.
La amabilidad, sin embargo, conduce a una mayor probabilidad de un intercambio tranquilo.
Ten expectativas realistas
Hay que ser realistas, si tú y ese miembro de la familia no se la llevan bien, no pienses que forzándose a estar juntos en reuniones familiares donde te va a menospreciar las cosas mejorarán.
A la fuerza, nada sale bien. Sé realista contigo mismo, sobre el tiempo y los espacios que son tolerables para ambos y sobre qué situaciones están dispuestos a tolerar.
Los nuevos hábitos llevan tiempo
Una vez que tienes clara tus necesidades, expectativas, inicias la conversación y eres amable, se necesita práctica. Especialmente en las familias, que generalmente pasan mucho tiempo juntas, es difícil romper los hábitos aprendidos.
Romper viejos hábitos y establecer nuevos lleva tiempo, así que tienes que ser paciente con este proceso. tóxico para ti durante horas, lo mejor que puedes hacer es simplemente vete.
Debes estar dispuesto a alejarte
Algo que la mayoría de la gente olvida es que si alguien está siendo tóxico, tienes la opción de levantarte y dejar esa situación. Tal vez sientas que quieres defenderte, pero si los miembros difíciles de tu familia son expertos en hacerte parecer el malo de la película o hacerte sentir mal por explotar después de haber sido tóxicos para ti durante mucho tiempo.
En esos contextos, lo mejor es simplemente alejarse. No tienes que dar explicaciones ni pedir disculpas, solo vete.
Eres responsable de lo que haces
Nadie más puede obligarte a hacer o sentir nada. Eres responsable de mantener o no los límites. Supongamos que estás en una reunión familiar y tu tío tóxico dice algo despectivo sobre tu trabajo.
Cuando le dices que deje de burlarse de ti, dice que no sabes aguantar bromas. En este momento, tienes dos opciones. Puedes fingir que todo está bien o puedes decir algo como: “Eso cruza la línea. Si vas a continuar, me voy a ir”. Esto establece lo que está bien y lo que no está bien y devuelve las consecuencias de la acción al miembro difícil de la familia.
Sé directo
No seas pasivo progresivo con tus límites, porque el resto de tu familia no entenderá lo que quieres y seguirá cruzando la línea. Muchas personas son difíciles especialmente porque son descuidadas, y si no eres directo con ellas, difícilmente te harán caso.
Ser muy explícito acerca de lo que está bien y lo que no está bien es la única manera de asegurarse de que entienda cuáles son tus límites.
Busca cuidarte
Para cuidarte, mantén tus límites. Aunque ponerse en primer lugar todo el tiempo no es saludable, de vez en cuando tomarse el tiempo para preocuparse por sí mismo, especialmente cuando se trata de familiares difíciles es muy importante.
Aprende a ser asertivo
Muchas personas difíciles se salen con la suya porque nadie las enfrenta. Cuando cualquier miembro de tu familia vaya demasiado lejos con bromas o comportamientos abusivos, simplemente ser asertivo y decirle a la gente lo que necesitas y lo que quieres puede ser suficiente para establecer los límites que necesitas.
¿Cuándo se convierte la familia de origen en disfuncional?
Existen dos tipos de familia de origen que podemos considerar como disfuncionales: la familia centrípeta y la familia centrífuga.
La primera, también conocida como fusional, constituye un movimiento hacia el interior, por lo que prevalece el valor de la unidad familiar sobre la disgregación de sus miembros.
En este tipo de familia, no existe la autonomía ni la individualidad, por lo que todos sufren y padecen, unos en relación con otros.
No se permite fácilmente la emancipación de los hijos, viéndose a las parejas de los mismos como “extraños”.
La segunda, la familia centrífuga, constituye un movimiento hacia el exterior.
Es un tipo de familia que expulsa a sus miembros, carece de estructura y de comunicación emocional. Se caracteriza asimismo por la ausencia de preocupación por los miembros que la componen.
Por tanto, y a partir de estos dos tipos de sistema, podemos afirmar que la familia sana es aquella que cuida de sus miembros, favoreciendo una adecuada estructura y comunicación emocional, pero permite que se marchen para formar su propia familia cuando llegue el momento oportuno.
¿Lealtad y diferenciación?
Estrictamente hablando, la lealtad se entiende como el hecho de cumplir con lo que dictan las leyes de fidelidad y de honor.
Dentro de cada sistema familiar existe todo un entresijo de normas que van más allá de los términos de conducta, sino que tienen que ver con las creencias que se establecen sobre lo que es más y menos adecuado a la hora de pensar, sentir y hacer, los códigos relacionales o los esquemas sobre cómo se debe “ser” en el mundo.
Una gran parte de los conflictos que surgen en las relaciones entre adultos, y también en el contacto entre niños, tiene que ver con la percepción de estar poniendo en peligro la concepción de honor y fidelidad hacia la familia en base a esos valores que se han ido integrando en nuestra forma de ser a partir de la idiosincrasia propia de cada sistema familiar.
Así pues, un buen número de comportamientos que ponemos en práctica están motivados (o limitados) por esas creencias sobre lo que es adecuado, inadecuado, lo que podría decepcionar a algún miembro del sistema familiar y lo que podría enorgullecerle.
Llegados a este punto podemos preguntarnos: ¿sirve de algo ser leal al sistema familiar?
(entendiendo patológico desde el origen de la palabra griega, en la que “pathos” significa “sufrimiento”).
La lealtad, en su aspecto más salutogénico, va unida a la diferenciación de la persona.
Es decir, la persona es capaz de reconocer y cumplir con las creencias, normas y otros aspectos característicos de su sistema familiar, pero también es capaz de diferenciarse, esto es, de desarrollar sus propias características y particularidades, que pueden o no coincidir con las de la familia.
Este proceso no suele ocurrir en el tipo de familia centrípeta, pero ocurre muy necesariamente (porque no existe vinculación) en la familia centrífuga.
Cuando en una familia se desarrollan procesos relacionales sanos, ambos conceptos funcionan de forma complementaria y no excluyente.
De hecho, para formar una nueva familia, todo comienza con la unión de una pareja, teniendo en cuenta que ambos miembros se “divorcian” de sus familias de origen a partir de ese momento.
Este “divorcio” supone un cambio de lealtad, de forma que la pareja en adelante creará su propio sistema de normas y creencias que tratará de transmitir a sus descendientes, en caso de haberlos.
Sin embargo, este cambio de lealtad no es un equivalente a traición. No se produce una ruptura irreconciliable con la familia de origen, sino que el nuevo foco se sitúa en la familia a construir en la relación de pareja.
Por tanto, no siempre se puede considerar desleal al cambio de lealtad, sino que es adaptativo y coherente con determinadas fases del ciclo vital.
¿Cómo se trabaja este tipo de conflictos familiares?
En primer lugar, ante cualquier problema familiar, y como ya se ha comentado anteriormente en este artículo, es fundamental explorar con detalle cómo es el funcionamiento del sistema familiar.
Debemos tener claros los roles y funciones que cumplen cada uno de sus miembros y qué suponen dichos roles tanto para ellos como para los demás integrantes de la familia.
A partir de este punto, podremos analizar cómo afecta el sentimiento de lealtad al funcionamiento familiar y cuál es el nivel de diferenciación de los miembros.
Sobre todo, es fundamental que no tratemos de forzar en ninguna dirección. No somos nosotros, los psicólogos, los que debemos decidir qué es lo mejor para cada paciente, sino que debemos ser un excelente acompañamiento durante su proceso en su propio descubrimiento de qué necesita y qué desea hacer.